frío

El otoño ya entró con ganas en mi vida, y en la de muchos también. En Viña los días amanecen despejados, pero hay un persistente viento frío que me revuelve el pelo, mientras camino con las manos en los bolsillos por el cerro castillo.

Encogo los hombros y una de mis canciones favoritas comienza a sonar en mi reproductor mp3. Caminando a paso rápido al lado de las micros, pienso en mi vida y, a veces, me pillo sonriendo, cuando en la cabeza se asoma una aventura reciente.

Creo que, a pesar de todo, los días no andan tan mal. Aunque me demore mil años en llegar a la U y me tenga que devolver de pie todo el camino, aunque con las niñas hagamos las cosas a última hora, aunque mi teléfono esté en silencio y aunque los pies se me hielen todas las noches.
Amo mi manta de polar rojo... Es mi mejor compañía.