recuerdo que una vez iba corriendo por la plaza de illapel. tenía unos 4 años y había mucho sol. corría y corría alrededor de la pileta, o quizás un poquito más allá. no sé cómo ni por qué, me tropecé. caí al lado de un carabinero. me miró desde lo alto, con una indiferencia terriblemente clara y volvió la vista al frente. no me ayudó a levantarme y, decepcionada, tuve que pararme solita. me puse muy triste.
en ese entonces yo pensaba que los carabineros eran gente buena y que te ayudaban cada vez que lo necesitabas. puras mentiras, igual que el viejito pascuero.
Una vez, siendo muy enano (quizás de la misma edad que cuentas en la historia) y yendo en una "liebre" (micro) con mi abuelo, caché que estos pelotudos de los carabineros no pagan pasaje. ahí fue cuando empecé a enlistar razones para no-quererlos ni en pintura.
ResponderEliminarSaludos, conita!