Estuve leyendo mi blog anterior y me di cuenta de que cuando me siento bien se me ocurren ideas bacanes, como historias de personas que no existen, y que son igual de felices que yo... es como si hasta lo árboles se pusieran de acuerdo para hacerme más ameno el día a día, e incluso el sol parece más brillante de lo normal.
Este último tiempo los días están nublados y corre un viento que me hiela las piernas. Los cigarros se acaban rápidamente y envidio a Martín y Laura. Pero me ha dado por mirar los rostros de las personas con las que me cruzo todos los días en los mismos paraderos. Tanto así que hoy me encontré con una antigua amiga liceana; su aspecto sigue casi idéntido, pero sus ojos parecen más tristes... yo debo haberle parecido igual.
En realidad tengo muchas cosas en la cabeza, ya no sé qué es lo que pienso cuando la micro va bajando por Agua Santa o cuando me siento a fumar un cigarro en el balcón del departamento.
Van a ser las diez de la noche.
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